Sibeles: Una pasión de Inteligencia (I). Por Frank G. Rubio

En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven

Maquiavelo

 

Muchas de las grabaciones que traduje para el FBI procedían de los años 90, de la época de la administración Clinton

S.E.

El 3 de noviembre de 1996, cercano a una pequeña localidad situada en el noroeste de Turquía de nombre Susurluk, tuvo lugar un incidente de esos que hace más que verosímil el contenido de la frase de Aquilino Duque: la Historia se representa al aire libre pero se ensaya a puerta cerrada.

En apariencia: un mero accidente de tráfico que había, eso sí, acabado con las vidas de tres personajes peculiares. El jefe adjunto de la policía de Estambul, Abdullah Çatli, jefe de los Lobos Grises: organización ultra nacionalista esta última implicada en numerosas acciones ilegales que llevaba por aquella época el peso de los trabajos más sucios y arriesgados de la contraguerrilla anti kurda y, finalmente, su novia: una reina de la belleza turca. Un diputado del Parlamento, vinculado a un poderoso clan kurdo, consiguió sobrevivir con tan sólo una pierna fracturada.

Esta trama anómala, en la que se daban cita tanto el crimen organizado como las fuerzas de seguridad, estaba presuntamente vinculada a la red Gladio. La conexión con el ministro del Interior Mehmet Ağar, que en el último momento no acompañó en el coche a las víctimas, quedó demostrada en un juicio realizado en el 2011 donde fue condenado y encarcelado por colaborar con el crimen organizado; en el 2013 saldría de prisión.

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