Sobre el libro «Dying for a Paycheck», de Jeffrey Pfeffer, New York 2018.

En el mundo laboral actual, los trabajos de oficina son a menudo tan estresantes y perjudiciales para la salud como el trabajo manual, y muy a menudo incluso más.

En el trabajo, los riesgos psicosociales son hoy día mucho más habituales y peligrosos que los riesgos físicos.

Se han reducido las muertes y los accidentes laborales (de daño físico), pero no se miden los niveles de estrés o las dolencias no-físicas del entorno laboral.

El American Institute of Stress mantiene que los gastos derivados del estrés laboral cuestan a los empleadores americanos más de 300 mil millones de dólares al año. La mala salud derivada del estrés laboral afecta negativamente a la producción y motiva las renuncias laborales.

El coste público del estrés laboral y de los ambientes de trabajo tóxicos han atraído la atención de la administración en Reino Unido y en muchos países escandinavos, en parte porque con un sistema público de salud, es de interés para la administración reducir costes en salud. Un estudio en Reino Unido concluyó: “la evidencia es sobrecogedora; los trastornos mentales derivados del entorno laboral es un problema crucial en nuestra sociedad con unos graves costes económico, comercial y humano”

www.workstress.net/sites/default/files/stress.pdf.

Irónicamente, las compañías han elaborado programas para medir su progreso en la sostenibilidad ambiental, sin prestar atención ninguna al efecto de las empresas y el trabajo en la sostenibilidad humana.

¿Dónde están las personas en el movimiento ecologista?

El entorno laboral afecta profundamente a la salud y a la mortalidad, y muchos ambientes de trabajo son dañinos para la salud de la gente; la gente está, literalmente, muriendo por un salario.

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