“Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones” Introducción.

Introducción

La revolución, como noción y meta, como idea directriz y categoría capaz de dar sentido a la existencia, está hoy bastante olvidada. Para muchos, es algo del pasado que ahora, en el siglo XXI, resulta “imposible”, aunque quienes tal sostienen quieren decir, en realidad, “indeseable”. Eso tiene, también, mucho de positivo, pues pone a cada cual en su sitio y, además, permite reformular la idea de revolución sin interferencias, desde la pureza y la esencialidad que otorgan tratar tan alto asunto de manera ajena al consenso social prevaleciente, sobremanera degradado y conformista.

En los medios que se tienen por radicales lo que impera es el posibilismo reformador, aunque suele acudir a un lenguaje tremendista para velar lo reaccionario de sus contenidos; el radicalismo de supervivencia, volcado en ir tras los logros ya realizables, a disfrutar por el propio ego aquí y ahora, y el institucionalismo socialdemócrata, lo que se denomina “PSOE exterior”, que tan penosa actuación tuvo en 2004, haciendo que ese partido, el que mejor representa los intereses del capital y del Estado hoy, ganara las elecciones.

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